Gibrán Jalil Gibrán (1883-1931):
Es mundialmente conocido por
dos libros de cuentos "El loco"
(1918) y "El profeta"
(1923). Comparto con ustedes este cuento titulado "Los dos ermitaños", donde podemos continuar con nuestra
reflexión acerca de la pasión despertada por el odio y como puede conducir al
individuo a adoptar las más aberrantes conductas inspiradas en una especie de
fanatismo o terca conducta que no permite ni acepta los cambios propios del
trascurso del tiempo y la sociedad.
Los dos ermitaños
Gibrán Jalil Gibrán
Tomado de:
http://lecturagbs.blogspot.com.co/2009/06/2-los-dos-ermitanos.html
En una lejana montaña vivían
dos ermitaños que rendían culto a Dios y que se amaban uno al otro.
Los dos ermitaños poseían
una escudilla de barro que constituía su única posesión.
Un día, un espíritu malo
entró en el corazón del ermitaño más viejo, el cual fue a ver al más joven.
-Hace ya mucho tiempo que
hemos vivido juntos -le dijo-. Ha llegado la hora de separarnos. Por tanto,
dividamos nuestras posesiones.
Al oírlo, el ermitaño más
joven se entristeció.
-Hermano mío -dijo-, me
causa pesar que tengas que dejarme. Pero si es necesario que te marches, que
así sea. Y fue por la escudilla de barro, y se la dio a su compañero,
diciéndole
-No podemos repartirla,
hermano; que sea para ti.
-No acepto tu caridad
-replicó el otro-. No tomaré sino lo que me pertenece. Debemos partirla.
El joven razonó:
-Si rompemos la escudilla,
¿de qué nos servirá a ti o a mí? Si te parece, propongo que la juguemos a
suerte.
Pero el ermitaño persistió
en su empeño.
-Sólo tomaré lo que en
justicia me corresponde, y no confiaré la escudilla ni mis derechos a la
suerte. Debe partirse la escudilla.
El ermitaño más joven,
viendo que no salían razones, dijo:
-Está bien: si tal es tu
deseo, y si te niegas a aceptar la escudilla, rompámosla y repartámosla.
Y entonces el rostro del
ermitaño más viejo se descompuso de ira, y gritó:
- ¡Ah, maldito_ cobarde! no
te atreves a pelear, ¿eh?
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